Por Dr. Alejandro LangbergMédicoMagíster en Bioética
La ideología de género, no es en realidad una corriente cuyo fin primordial es defender los derechos de la mujer y/o el de las personas con tendencias o conductas homosexuales, sino que es una ideología que pretende mucho más, esto es, que todo ser humano haga caso omiso de su naturaleza y que escoja libremente su identidad y comportamiento sexual, que puede ser inverso, múltiple y/o cambiante según sus deseos y el momento en que vive; y que actualmente, pasemos a construir culturalmente un ser humano sin diferencias sexuales.
Esta ideología, que es un intento más del hombre de dirigir los destinos del mundo apartándose de la Revelación y de la ley natural se ha inspirado y se ha nutrido del gnosticismo, el antropocentrismo, Descartes, el comunismo, los movimientos gays y feministas radicales, así como de la masonería y el trans-humanismo.
No es en verdad que, ¡pobrecitos los niños que nacen defectuosos y que por esto sería mejor quitarles la vida! o, ¡qué pena que pueda morir la madre cuando da a luz y por esto es mejor que aborte! o, ¡qué horror para la madre tener un hijo producto de una violación! No. No es que, ¡cómo es posible que no respetemos a los homosexuales! y que ¡no los apoyemos en formalizar su relación y solucionar sus problemas de convivencia y herencia! No. Es algo mucho más elaborado, estas son solo estrategias de comunicación que utilizan en general los afectos de las personas y la intervención de ciertos grupos parcialmente interesados, para propiciar leyes en pro de esta ideología.
La ideología de género en realidad se dirige a construir un mundo diferente, como lo quiso el comunismo en su momento. La ideología de género quiere acabar con la diferencia de los sexos, la maternidad natural y la familia, para así propiciar un nuevo orden social “más justo y feliz” con la creación de un nuevo ser humano “superior” ayudándose de la ciencia.
Estimados amigos, defendamos la vida con todas nuestras fuerzas e inteligencia, pero muy importante es también que conozcamos y no perdamos de vista al enemigo y sus intenciones.
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